Macro.
La fotografía de aproximación, como a mí me gusta llamarla, me permite disfrutar de la naturaleza en toda su inmensidad y en otra dimensión: son esas otras vidas diminutas, que suceden paralelamente a nuestros paseos por el campo.
En un metro cuadrado, con un objetivo macro y unos tubos de aproximación pasan los minutos, mágicos minutos, que se convierten en horas, contemplando, admirando, llenándome de esos momentos habitualmente ocultos a la vista y que tanto reconfortan.